martes, 30 de abril de 2019

Julio

Julio despertó con un sabor amargo en la boca y un poco mareado.
Lo primero que vio fue la tapa de su cápsula sobre él. Le tomó un momento ubicarse en el contexto.
Se incorporó lentamente y vomitó a un costado de la cápsula. Inmediatamente los pequeños cuadrados del piso giraron una vuelta completa apareciendo limpios de nuevo.
Los pisos autolimpiantes eran algo común en su época.

Allí sentado, lo recuerdos llegaron poco a poco, hasta que supo quién era y qué hacía en ese lugar.

- ¿Ya llegué? - Pensó - ¿ya pasaron 5000 años?

La nave estaba en oscuridad total. No era extraño. Para qué se necesitaba luz si no habían humanos despiertos? Sólo un leve resplandor salía de la cámara , iluminando apenas una letras en el costado: "H-630"

Se alegró de recordar ese número y sentirlo familiar.

Había pasado muchos meses entrenando en los simuladores de nave. La suya era la H-630.

Julio trató de dirigirse de memoria a la consola de controles, pero no pudo. Apenas dio el primer paso se resbaló en el líquido en que estaba embadurnado y cayó sentado en el suelo.
Se rió a carcajadas y la risa retumbó por los rincones de la nave.
- Casi me mato de un golpe, y pensar que de mí depende el futuro de la raza humana... - Pensó divertido.

- Luces! - dijo en tono neutro, esperando que se encendieran las luces... pero no ocurrió.
- Luces! - dijo nuevamente, con un volumen más alto. También sin resultado alguno.

- ¿O se dañó el circuito de micrófonos o el de las luces - pensó apesadumbrado - ¿pero cómo?... Quizás en el aterrizaje...

Si había sido en el aterrizaje y sólo eso se había dañado, entonces estaba de suerte. Allá por el 3525 se decía que no todas las naves llegaría de nuevo a la tierra, y de las que llegaran muchas se destruirían en el aterrizaje, puesto que no se sabía cómo habría cambiado el planeta. Por ello, las cápsulas estaban hechas a pruebas de golpes e incluían todo lo necesario para sobrevivir un tiempo en ambientes hostiles, si se sobrevivía primero al impacto, claro.

Excitado por la posibilidad de ver un planeta nuevo, no se había acordado que estaba todavía empapado en el líquido de hibernación, y sintió un poco de frío.

Se incorporó con extremo cuidado y de un compartimiento de la cámara tomó una linterna la encendió, apuntó a la oscuridad y comenzó a caminar, arrastrando los pies para no caerse de nuevo.
El suelo se iba auto-limpiando detrás de él.

Ingresó a oscuras a un cilindro transparente, dejando la linterna encendida pegada con un imán en el borde. Una vez dentro, cerró la puerta y el cilindro lo roció con micro-partículas de agua y vapor, para luego envolverlo con ráfagas de aire caliente.
Debajo de él se escuchó un zumbido. - El sistema de reciclaje de agua de la ducha parece funcionar - pensó. 

Abrió la puerta, tomó la linterna y la apuntó a un costado del cilindro. Apoyó la mano en la pared, en donde alumbraba, empujó levemente y cuando retiró la mano se desplazó ese pedazo de pared hacia afuera, trayendo consigo un par de rieles.de los cuales colgaban dos mamelucos grises.

Tomó uno, se lo puso, y se dirigió guiado por la linterna al panel de control. Lo iluminó y sólo vio pantallas apagadas.

- Claro, tenía que pasarme a mí - pensó.

En su momento, Julio se había salteado las clases de operación manual, sabiendo que existía un manual de instrucciones en el panel de control. Claro que fue justamente en esas clases en donde decían en qué lugar estaba el manual de instrucciones.

Julio comenzó a tocar y a presionar cada centímetro de las inmediaciones donde no hubiera una pantalla o un botón, hasta que finalmente encontró una saliente en forma de manija.

- Si los sistemas no funcionan, los cajones electrónicos tampoco - pensó - entonces el libro tiene que estar detrás de un mecanismo manual... obvio! - farfulló a la vez que giraba la manija.
 Una pequeña compuerta se abrió, dejando un hueco del cual sacó un libro de unas 2000 páginas.

Se sentó en el suelo, apuntó con la linterna a la primera página y pudo leer claramente "PARA INICIAR LA CONSOLA PRESIONE POR DIEZ SEGUNDOS EL BOTÓN EN EL TECHO DEL RECINTO DE DONDE TOMÓ ÉSTE MANUAL"

Julio metió la mano en el hueco que había dejado el libro, tanteó la parte superior, encontró el botón y lo presionó por diez segundos.

Una pantalla pequeña y un teclado retroluminado se encendieron.

Julio se incorporó nuevamente, miró la pantalla y un terror frío recorrió sus entrañas.

En la pantalla se leía "Fecha: 21 de Octubre de 3625".

Sólo entonces se percató del silencio. No había escuchado ni un sonido desde que despertara. La tierra, se suponía, debía estar rebosante de vida animal. Pero claro, no habían pasado 5000 años, ni había llegado a la tierra. Habían pasado sólo 100, y seguía en el silencioso espacio exterior.

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Amanda

- Pero claro! Soy un estúpido! - pensó Julio, e inmediatamente dijo en voz alta  - Enciéndete H630. Un zumbido se escuchó en la habitación...